lunes, 26 de noviembre de 2018

Weiß Kreuz (1998) Verbrechen & Strafe (1999/200) Glühen (2002/2003)

     Sigo de "vagaciones", aún dentro de mi plazo permitido (que es hasta después de Reyes), cómodamente instalada en casa de mis padres, con tiempo de sobra para malgastar en todo tipo de series, buenas, malas y regulares, como Weiß Kreuz (1998) también conocida por los yankis como Knight Hunters, sus dos OVAs Verbrechen & Strafe (1999/200) y su segunda temporada Glühen (2002/2003).





     "Aya, Ken, Yoji y Omi son cuatro jóvenes que trabajan en una floristería, pero en realidad forman una unidad de asesinos llamados Weiß Kreuz. Dicha unidad pertenece a una organización secreta llamada Kritiker que se encarga de investigar y ejecutar a los enemigos de la humanidad que logran escapar de la ley."










     Este argumento pero con un planteamiento más moderno lo peta fijo. Vamos, yo solo me la vi por la temática: chicos guapos traumatizados por su pasado, floristas de día, asesinos de noche. Cuatro rangos de edades y cuatro personalidades tipo: el serio, el mujeriego, el sociable y el niño, que si bien cambian poco, algo evolucionan a medida que pasan las cosas. Pero su tufillo añejo puede llegar a hacerla insoportable a ratos.
     La primera temporada empieza bien. Episodios independientes que poco a poco avanzan hacia el meollo del asunto y ayudan a ir conociendo las motivaciones y problemas de cada personaje. En mi opinión, la parte más floja es la de Ken y sus gloriosos días de fútbol. Afortunadamente, se explica, se desarrolla y muere. La más tierna, la de Yoji, el playboy enamorado. La más pesada, la de Aya, su rebeldía constante y la hermanita cojonera. La más cañera, la de Omi, su secuestro, su amnesia y todo lo que se desentraña a partir de ahí. Y eso sí: no te encariñes con los secundarios. Se mueren antes de que te des cuenta.
     Y conste que solo hablo de contenido, porque hablar de las formas no sería justo desde mi punto de vista de siglo XXI. Porque no es que tenga deficiencias de diseño y animación, eso se sobreentiende, es que a veces el montaje llega a ser tan surrealista que algunas escenas te dejan un poco WTF.

     Tampoco se explota adecuadamente las relaciones amor-odio entre los buenos y los malos, que a su vez, tienen otros grupos rivales de los que preocuparse, porque aquí cada cual va a la suya, y cuando crees que ya has llegado al boss, resulta que hay alguien más detrás. Así que las tramas se amontonan y se solapan un poco, dejándome un poco aturdida sin saber muy bien dónde dirigir mi atención. Al final me da la sensación de que se resuelve todo a prisa y corriendo, pero bueno, le dan un cierre digno y hasta bastante happy, teniendo en cuenta todo lo que sucede.

     Con todo esto, me atrevo a decir que las OVAs son mucho mejor. Dos episodios independientes que continúan la historia donde se quedó y presentan un buen argumento y cierre aunque algunas cosas sigan siendo absurdas.

     
     Y de repente llega la segunda temporada, con un diseño renovado y un lavado de cara importante, centrada en una única investigación pero con tantos frentes abiertos y tantas individualidades que sigue pecando de incoherencia en ocasiones. También es cierto que la historia ha dado un salto cuantitativo (originalmente son novelas y CD dramas) y nos hemos perdido el capítulo de la reestructuración de Weiß.
     Hay dos personajes nuevos, Omi no está (ha sido sustituido por Izumi Sena, que no solo se le parece físicamente sino que además su drama familiar es similar), Aya se ha vuelto mega responsable, Ken por el contrario siempre está cabreado, y Yoji es con diferencia el más depresivo de todos.
     Lo mejor que tiene es que es de 13 capítulos solo y no 25 como su primera parte, así que se pasa más rápido. No dirás que no te avisé.

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