Después de la tontería anterior, me apetecía algo de horror y sangre, y haciendo zapping por Netflix apareció B: The Beginning (2018), y aunque tenía mis dudas, allá que cayó.
"Cuando un nuevo asesino en serie aparece en el pacífico reino de Cremona, el jefe a cargo decide recurrir a la mente privilegiada de su viejo compañero Keith Flick, retirado del servicio debido a ciertas circunstancias. Keith no tarda en ver las conexiones de este caso con otros eventos sucedidos anteriormente y que implican algo más profundo y misterioso que un grupo de mentes perturbadas."
B: The Beginning es una serie original de Netflix, cosa que aún echa un poco para atrás, pero que cuenta con la producción de los afamados estudios I.G., lo cual ya deja mejor impresión y se deja notar en muchos aspectos, incluyendo la animación, el diseño de personajes, la música y el guion.
Sin entrar en detalles, la calidad técnica es de las mejores, en diseño y movimientos así como posiciones de cámara. El ambiente general es bastante oscuro, ya que la trama también lo es, pero en las escenas despejadas aún se ve un poco de esos tonos brillantes que me siguen cantando un poco.
Los personajes, magníficos. A pesar de la cantidad de ellos que hay, los principales están bien perfilados y repletos de carisma. Los secundarios cierran bien el coro, aunque alguno pueda caer en algún arquetipo... En este aspecto, el único fallo en mi opinión es el personaje de Lily: una hiperactiva jovenzuela imprudente y super-alegre, puesta ahí para contrarrestar la gravedad del prota y recordarle a su hermana muerta, pero que resulta un apoyo innecesario y cargante en ocasiones, y que en definitiva, no aporta nada a la resolución de las situaciones.
La trama se desarrolla a dos niveles. El primero, el policíaco y terrenal, mantiene vivo el interés y la intriga a medida que se van presentando los personajes digamos... "normales". El segundo, el sobrenatural o místico, aporta el grado de misterio justo y necesario para darle más sabor a este pequeño universo. Y al contrario que en la tontería anterior, ambos planos se mantienen unidos e interconectados de manera indisoluble y coherente. Dos héroes, por tanto: Keith y Koku; dos heroínas: Lily y Yuna; y dos enemigos a los que descubrir y derrotar. Dos historias simultáneas que se unen en ciertos puntos y se separan al llegar el clímax para que cada uno resuelva sus propios asuntos con quien tiene que resolverlos. Algunos giros previsibles, bueno... pero otros te llegan a sorprender.
Como me suele pasar en estos contextos rebuscados de juegos mentales y recuerdos manipulados, me perdí en algunas ocasiones, pero como parece ser que habrá segunda temporada, imagino que para cuando salga y me vea la primera por segunda vez, me enteraré mejor de esos detallitos que se me han pasado por alto.
Míratela, merece la pena.
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