lunes, 16 de septiembre de 2019

Kokkoku (2018)

     Sigo en paro, así que devoro series a un ritmo trepidante y luego me da pereza comentarlas y se me acumulan y me estreso... Así que vamos con la siguiente: Kokkoku (2018).







     "Juri Yukawa es una joven en busca de su primer empleo desesperada por salir de la casa familiar donde convive con sus padres, su abuelo, sus dos hermanos mayores y su pequeño sobrino. 
     Sin embargo, un día su hermano y su sobrino son secuestrados y, ante la imposibilidad de cumplir el plazo del rescate, el abuelo Yukawa decide utilizar una vieja reliquia familiar que permite detener el tiempo."





     La sinopsis me parecía lo bastante rara como para darle una oportunidad, y el diseño seinen me dio el último empujoncito. Al principio no conseguí engancharme mucho... no empatizaba con la prota y el resto de personajes me caían demasiado alejados. Pero el secuestro la verdad es que me dejó intrigada, porque más allá de ser una familia media, era más bien desastrosa: padre y hermano mayor en paro y aparentemente bastante inútiles. La única que trabaja es la hermana mayor, que para arreglar la cosa, es madre soltera. Normal que la prota esté deseando irse. ¿Pero por qué secuestrar por dinero a nadie de aquí? Y entonces va el abuelo y hace "magia" con una piedra y detiene el tiempo.
     Kokkoku significa algo así como "momento a momento", aunque según se explica más o menos la cosa no va de detener el tiempo sino de entrar en un mundo diferente donde el tiempo se ha detenido en el instante concreto que se usa el hechizo. El caso es que el abuelo detiene el tiempo junto con Juri y el padre de familia y los tres se dirigen tranquilamente a rescatar a los secuestrados. Pero cuando llegan al sitio, aparecen otras personas que igual que ellos se pueden mover y se lía parda.

     Técnicamente no es ninguna maravilla, podrían habérselo currado un poco más, tanto en diseño como en animación, pero supera a la media, así que se deja ver. Sin embargo, los personajes quedan algo hieráticos y carecen de expresión. Sus personalidades tampoco rebosan profundidades abismales, sino que más bien responden a arquetipos básicos. Esto incluye al malo malísimo, al que a pesar de que intentan justificarle con una serie de flashbacks, la verdad es que se queda bastante frío.

     La idea en sí es bastante buena: un mundo "detenido" en el que existen ciertas normas, ciertos peligros y ciertos poderes. Y el hecho de que los protagonistas fueran una familia con problemas le dio un toque aún más original y divertido. Pero la historia está un poco dispersa. Da la impresión de que no avanza linealmente sino que vaga en círculos. Los personajes van y vienen, se juntan y se separan continuamente, tal y como en realidad se comportaría una familia que de repente se viera metida en tal circo, supongo... sin un plan, sin un método, sino ahí a lo loco, probando a ver qué pasa. Lo cual no es malo ni bueno, simplemente raro, supongo.
     Tiene partes emotivas, cierta evolución de personajes, misterios y tensiones, acción, comedia, y algún giro que otro, pero el final es horrible de malo. No solo hay muchos aspectos que se quedan sin explicar sobre el funcionamiento de ese mundo y el hechizo de entrar y salir, sino que de repente se sacan un personaje de la nada pero que resulta que lo sabe todo y ¡pum! solucionado. Pero al menos es un final bastante cerrado, y eso en mi baremo son muchos puntos.

     En conjunto es una buena serie, refrescante entre tanto ecchi y tanto shonen, que se queda un poco corta de argumentos, pero que a pesar de todo, ofrece un entretenimiento más maduro e inteligente de lo que nos tiene acostumbrado el anime convencional. Eight points.

No hay comentarios:

Publicar un comentario