Realmente tengo un problema muy grave que me impide abandonar una serie una vez que empiezo a verla. Por muy aburrida que sea. Tanto es así que a veces me torturo con cosas como Classicaloids (2016), un anime absurdo sin sentido alguno de 24 episodios que sin embargo he visto al completo.
"Kanae Otowa es una estudiante que vive sola en la vieja mansión de su difunta abuela reconvertida en casa de huéspedes. Sin embargo no tiene clientes, las deudas la agobian y pronto será demolida. Un día aparecen dos extraños sujetos que dicen haber sido enviados por su padre, un excéntrico investigador que viaja por todo el mundo, y que dicen llamarse Beethoven y Mozart. Ambos afirman ser las encarnaciones de dichos genios y al parecer son capaces de desplegar un extraño poder denominado musik."
Y no hay mucho más que contar. Poco después aparecerán otras figuras como Schubert, Chopin, Bach, Liszt, etc hasta ocho en total. Dos de ellos convertidos en idols del momento. El resto solo gorronean en casa de la chica junto con su amigo de la infancia, y un extraño pájaro mascota.
Una sucesión de absurdos continua, con una trama conspiranoica de fondo, que a veces refleja levemente los traumas de los principales genios. Realmente esperaba más versiones musicales chachis de los clásicos pero apenas se salva ninguna. Abundan los episodios de vida cotidiana llenos de locuras provocados por el descontrol de los poderes de los classicaloids. Poco o nada se toma en serio, pero como ya había empezado a verla y aún quedaba para el fin de semana, decidí acabarla.
Me esperancé cuando Beethoven mostró interés por la guitarra eléctrica, pero fue muy fugaz.
Y reconozco que me reí cuando Schubert se pasó al rap y los transformó a todos en personajes de Parappa the rapper.
Pero, vamos, que la segunda temporada que se espera para octubre de 2017 se la va a ver Rita, porque yo paso.
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