sábado, 12 de agosto de 2017

Showa Genroku Rakugo Shinju (2016) / Sukeroku Futatabi-hen (2017)

     Después de la insulsa White album, me apetecía algo con emociones más intensas, y elegí Showa Genroku Rakugo Shinju (2016) / Sukeroku Futatabi-hen (2017) para quitarme la sensación de insatisfacción que me dejó la anterior. Gran elección.




"Nada más salir de la cárcel, un joven ex-yakuza se presenta ante Yakumo Yurakutei, maestro de Octava Generación y Presidente de la Asociación de Rakugo, con la intención de convertirse en su aprendiz.
     Sin embargo no tarda en decepcionar a su maestro y para volver a ser admitido, Yakumo le hace prometer tres cosas, momento en el que además decide contar su vida y la de su rival y compañero Sukeroku, desaparecido en trágicas circunstancias años atrás, y cuya hija convive con él."




   

     El rakugo, sin duda, es algo muy japonés, una mezcla de monólogos de humor y cuentacuentos de historias tradicionales con moraleja, que evidentemente, no vamos a entender... pero no es necesario. Llega un momento en el que te metes de lleno y empiezas a sentir lo que significa cada relato para cada uno de los personajes. Y el resto, da igual. Algunos episodios tienen actuaciones "completas" y llegué a un punto en el que me interesaban tanto o más que la serie en sí. Pero supongo que para algunos pueden ser un peñazo.

     Vi la primera temporada el año pasado. Tras una breve presentación del presente, la serie se centra en el pasado que el maestro Kikuhiko les cuenta a su ahijada Konatsu y a su nuevo aprendiz Yotaro. Cómo fue abandonado en la casa del anterior maestro Yakumo al lesionarse y no poder seguir aprendiendo danza, cómo conoció al desarrapado fanático del rakugo que se convertiría en su hermano, su rival y su inspiración, y la historia de amor que les llevó a todos a su trágico destino.... ¡Aaaah... ! Sí, eso era lo que estaba buscando.
     Cuando termina de contar la historia, Konatsu suelta una bomba, y me dejó WTF??! Menos mal que la última imagen de la serie fue...



     ¡Por supuesto que no! ¡Más, más! Y un año después, por fin he visto el arco del presente, la historia de Yotaro, Konatsu, la nueva generación, y el desenlace de la historia del viejo maestro. Que por cierto, creo que nunca se llega a decir su verdadero nombre...

     Muy presente la obsesión en todos los personajes por el arte del rakugo, por mejorar, por encontrar sus identidades, por salvarlo o destruirlo en un Japón cambiante, la solución que cada uno encuentra. Pero a mí evidentemente lo que verdaderamente me enganchaba era el culebrón subyacente, los amoríos, las pasiones desatadas, remordimientos, amarguras. Una historia que, cada vez que parecía que se calmaba e iba a ir por cierto sitio, me sacaba otra sorpresita de la nada.

     Me ha dejado muy satisfecha, sí, señor, altamente recomendable. Una pena que no suelan hacerse  muchas series como esta.

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