Fin de semana largo con mucho tiempo libre y pocas ganas de hacer nada dan como resultado una serie detrás de otra. Pocas son las que me quedan de más de 12 capítulos, y menos después de haber visto Trickster: Edogawa Ranpo 'Shōnen Tantei-dan' Yori.
"Hanasaki es un estudiante que forma parte de la Agencia de Jóvenes Detectives, resolviendo casos de toda índole bajo las órdenes de Kogoro Akechi, un antiguo mercenario y actual colaborador de la policía.
Un día conoce a un muchacho llamado Kobayasi que posee un poder extraordinario que le protege de todo daño, pero que al mismo tiempo daña a los que se acercan a él. Debido a su habilidad, Kobayasi se siente miserable y solo desea morir. Hanasaki en cambio cree que ese poder es increíble y le convence para que se una a la Agencia con la esperanza de que encuentre un motivo para querer vivir."
Lo primero que me llamó la atención fue la calidad mediocre de la animación, al punto de que llegué a pensar que no era japonesa, pero sip. El ritmo también era irregular, a veces excesivamente pausado, y en las escenas de acción daba un efecto de ridículo estatismo que llegaba a desesperarme. Pero bueno, fui capaz de aceptar el pacto porque en realidad se mete muy pronto en dramas personales, familiares y demás, y eso es lo que me gusta.
El malo no está mal, tiene su rollito psicópata, manipulador, y mantiene cierto misterio gracias a su capacidad de disfrazarse. Pero le falta profundidad, como en general pasa con toda la serie. Falta chicha. Para ser un elenco masculino en casi su totalidad, creí que profundizaría más de las relaciones entre ellos: Hanasaki-Kobayasi, Inoue-Nakamura y Kobayasi-Inoue. Las menciona, las deja ahí... pero los conflictos se acaban resolviendo casi por arte de magia.
A pesar de mis quejas en realidad no me ha disgustado, ha estado bastante entretenida pero no es lo mejor que se ha hecho ese año, eso está claro. Chicos angustiados, chicos con problemas, recuerdos perdidos, traumas de la infancia, todo eso que a mi me gusta en cualquiera de sus formatos.
Una serie de tarde de domingo, sin pretensiones, sin final abierto, por probar... tampoco perderías en tiempo.
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