Sí que hubo dos series que terminé viendo: Yaoguai mingdan y Tsui seishin tantei (Shuangsheng lingtan), pero de ellas hablaré más tarde.
Ahora hablaré de Spiritpact (2016) / Soul Contract (2017) que fue la que me descubrió la mencionada página.
"Yang Jinghua es un joven que siempre ha podido ver espíritus gracias a que desciende de una gran familia de monjes exorcistas, pero que desde que perdió a sus padres, sobrevive como adivino callejero y reparador de pequeños electrodomésticos.Una noche mientras volvía a casa, muere atropellado por un camión, y tras separarse de su cuerpo en forma de espíritu, es abordado por Duanmu Xi, un joven exorcista que le dice que si no quiere convertirse en un demonio, debe hacer un contrato con él."
La vi en chino y me encantó, así que cuando salió la versión editada para la televisión japonesa la volví a ver. Es de esos donghua cuya animación e historia se asemejan mucho a la de los animes japoneses, y por eso se dejan ver tan bien. La temática del folklore sobrenatural, demonios, espíritus, exorcistas y demás siempre ha sido de mis favoritas, y si encima le ponemos un poquito de BL o shonen ai (lo que viene siendo rollito gay) me han ganado por completo.
El protagonista es un charlatán cobardica que continuamente se ve superado por la situación, todo lo contrario de su taciturno y todopoderoso compañero de reparto. Y no solo tienen que enfrentarse a demonios y espíritus malignos, sino que también (y sobre todo) deben lidiar con las intrigas familiares. Con el paso de los capítulos, el prota va cogiendo confianza y adquiriendo más poder para defenderse y proteger a su compañero, pero entonces es cuando empieza a aflorar la verdad de su pasado, y además de todo lo anterior, tiene que enfrentarse a su propio demonio interior.
¡Ah, ese pasado que nunca llegamos a ver completamente! ¿Por qué las hacen tan cortas? Espero que pronto nos sorprendan con una segunda temporadita. El manhua va bastante más avanzado pero no hay mucho traducido al inglés (y menos al español, claro) así que no hay forma de saber cómo continúa... de momento. Tengamos fe.
La recomiendo por su historia y por su aceptable animación. Aunque no es apta para aquellos (o aquellas) que no soporten ver a dos hombres tonteando, creo que es lo bastante divertida e intrigante como para poder pasarlo por alto.
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