jueves, 22 de febrero de 2018

Daiya no ace (2013) Second (2015) Act II (2019)

     Para que me diera tiempo a escribir todas las entradas anteriores y no se me acumularan más series, tenía que elegir una larga, y la que tenía más a mano era Daiya no ace (2013), conocida también como Diamond no ace o - cómo no- Ace of Diamond.

     "Eijun Sawamura disfruta jugando al béisbol con sus compañeros de secundaria aunque rara vez ganen. El día que juegan su último partido juntos, Eijun llama la atención de una reclutadora y es invitado a una escuela famosa en Tokio. Ante la insistencia de familiares y amigos, finalmente decide ir de visita a dicha escuela, y una vez allí su visión de futuro cambiará para siempre."

      Ya dije que me gustan las deportivas, aunque no abunden en mi repertorio, pero como empiece una, me engancho. Y más si es de béisbol, aunque también es verdad que hasta ahora solo conocía las de Adachi. Por lo que esta serie me ha pillado totalmente desprevenida.
     Es PURO béisbol. Nada de vida social ni familiar ni romántica, salvo pequeños apuntes para hacer ver que los personajes son humanos y no surgieron por generación espontánea como en Campo de sueños (1989). Lo único que vas a ver en esta serie son partidos, algunos trozos de entrenamiento, un poco de vida de dormitorios, casi nada de vida escolar, y algún que otro flashback (con más partidos y jugadas, claro).
     Partidos y más partidos, donde, sorprendentemente para mí, el prota no es la estrella aunque sí una parte importante. Eijun Sawamura llega siendo el último mono, no sabe batear ni defender. Cae en desgracia prácticamente el primer día y es opacado por otro pitcher de primero y el veterano de segundo, que ya se está preparando para sustituir a la estrella de tercero próxima a graduarse. Pero tiene algo... es zurdo, y su forma de lanzar es un tanto especial. Eso unido a una serie de incidentes, le convierten en titular y participa en su primer campeonato.

     Y empiezan los partidos, las jugadas complejas, las gotitas de sudor, los éxitos y las frustraciones. Adachi me hacía parecer que el béisbol era cuestión de un buen pitcher enfrentándose a un buen bateador. Con la pandilla de Sawamura he visto que todo es mucho más complejo, y cualquier partido se basa más en estrategias, intimidaciones, engaños, fintas y tratar de adivinar qué vendrá después.
     La figura del catcher se hace esencial como soporte y dirección de la estrella. Por supuesto, caí enamorada de Miyuki desde el minuto uno. Siempre me gustaron los tipo inteligente. Sawamura en cambio es ruidoso y molesto y muchas veces su papel es más de bufón que de protagonista, aunque siempre parece animar al resto. Furuya, su rival dentro del equipo, es más estoico e inexpresivo, es mejor lanzador pero carece de carisma. Ambos se envidiarán el uno al otro y su rivalidad les retroalimentará para mejorar.

     Con cada personaje, he ido aprendiendo más y más sobre cómo se juega realmente al béisbol y la importancia de todos y cada uno. Pero he echado en falta algo de maldad. Todo el mundo era super bueno, todo el mundo jugaba limpio y todos se llevan super bien. Nah no me lo creo. Hubiera molado algo de acoso, trampas, jugarretas, etc pero bueno, tal y como está también vale.

     Otra cosa que me resultó extraña y a ratos desesperante era la forma en que desarrolla los partidos. Se saltaba las partes aburridas sin avisar y a veces me perdía. Y las partes cruciales se ralentizaban hasta la eternidad. La final del torneo de verano es una auténtica agonía. Está bien darle emoción, pero por favor... qué angustia más innecesaria... Y qué trágico todo. Cuando llegué al capítulo 75 no podía creer que la cosa acabara así... Pero para mi fortuna, la historia efectivamente no acababa ahí, sino que había 51 capítulos más (aunque los 3 primeros de esta segunda temporada son recopilatorios).
     Hasta ese momento, el héroe no solo no avanza nada, sino que se hunde en la desgracia y desesperación, y para colmo aparece un inquietante nuevo entrenador. Yo estaba que me tiraba de los pelos. Para mi tranquilidad, había una segunda temporada que ya calmó todas mis inquietudes y por fin me dejó con buen sabor de boca.

     Siempre que acabo una serie larga caigo en un estado de "y ahora ¿qué hago con mi vida?". Echo de menos a Sawamura y quiero saber qué pasó después, así que no sé si leerme lo que haya de manga o pasarme ya a otra historia, tal vez deportiva, tal vez incluso béisbol, para quitar la mancha de mora.

 EDIT 2020. Nada mejor para darme tiempo que pillar de nuevo esta serie desde el principio antes de ver el Act II (2019).



     Con la entrada de los nuevos miembros de primero, el equipo se reestructura fijando a Furuya como la estrella. Su desempeño es enorme y nuestro héroe ve cómo la distancia que los separa es cada vez mayor. Pero por supuesto no se queda quieto y sigue esforzándose para mejorar. Surgen nuevas relaciones con los nuevos personajes y van preparando el terreno para cuando los que ahora están en tercero se marchen. Sawamura y su grupo ahora están en segundo y se muestran más maduros, aunque no pierden su esencia y la comedia continúa.
     Y por supuesto, el béisbol también continúa.
  Partidos oficiales, prácticas, homenajes, con sus acostumbradas elipsis y resultados dispares. Todo se va preparando para el siguiente campeonato de verano, que ya significará el último de Miyuki y los de su grado.

     Tiene un buen cierre de arco pero, una vez más, se queda en medio de un campeonato, prueba muy importante para Sawamura quien parece hundirse por la presión. Pero por más que he mirado por la web, no parece que vaya a tener continuación próximamente.

     La primera vez que vi la serie todavía no conocía Slam dunk, por lo que no me di cuenta de que comparten similitudes en el planteamiento de personajes principales. Sawamura es como el Hanamichi del béisbol: una especie de diamante en bruto con cierto potencial oculto pero torpe y ruidoso. Y Furuya es su Rukawa: un tipo tranquilo algo atolondrado que rebosa talento natural y es capaz de dormirse en cualquier parte. Que el prota tenga su enemigo dentro del mismo equipo siempre da mucho juego, sobre todo con eso de ser compañeros y rivales por el puesto de estrella pero que deben cooperar para que el equipo gane.

     Solo espero que esto del coronavirus no me mate las esperanzas de volverlos a ver algún día... no muy lejano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario