viernes, 24 de abril de 2020

Una del ayer y otra del hoy

     Como tengo la edad que tengo, de vez en cuando me siento atraída por títulos vintage, ya que muchas veces tengo suerte y me encuentro con alguna joyita. Pero claro, no ocurre siempre, y en el caso de Green Legend Ran (1992) la cosa quedó en zona templada.









     "Ran es un joven huérfano que sobrevive en un mundo desolado por la sequía. Su mayor deseo es obtener venganza contra el hombre que mató a su madre y para ello busca unirse al grupo rebelde que lucha contra los rodoístas, raza alienígena que controla las únicas zonas verdes del planeta."







     Así a bote pronto me recordó un poco a Mirai Shōnen Konan (1978), pero pese a ser posterior, se ve que no aprendió mucho de su predecesora. La animación es tosca. Los movimientos se ven torpes, y los colores, fondos y escenas faltos de detalle. A veces la narración pierde fluidez, ya sea porque la música no consigue unir los elementos o porque la planificación no es muy acertada. El argumento tampoco cuenta con mucha originalidad y los personajes son bastante cliché. Es evidente que el amor que le tengo a Konan ha influenciado mucho en mi criterio, pero realmente esta serie no aporta mucho, aunque no dejo de reconocer el valor que posee como elemento nostálgico. Sin duda es un reflejo de su época y como tal se ha ganado su lugar en la historia, pero no en los primeros puestos, y a día de hoy, no es de obligada lectura.


     Después de esta pequeña decepción, decidir dar un salto cuántico y abordé Promare (2019), un cambio de aires que me dio buen resultado.







     "Debido a una extraña mutación, algunas personas desarrollan la capacidad de producir fuego, a veces de forma descontrolada. Son los Burnish, y para proteger a los ciudadanos de sus ataques, se crea un cuerpo especial de rescate anti-incendios. Allí encontraremos a Galo, un novato muy enérgico que pronto descubrirá que no todo es como le habían contado."







     De esta película no esperaba nada especial y quizá por eso me terminó gustando bastante. Aunque técnicamente es una auténtica paranoia y su argumento puede parecerse a En'en no Shōbōtai (que aún no he visto) creo que todo el mundo debería darle una oportunidad por si le acaba sorprendiendo.
     El uso del color es totalmente inesperado. Las formas, demasiado angulosas, se perfilan a veces demasiado gruesas, aunque la gran mayoría huye del negro, lo que le da a todo un aspecto onírico bastante surrealista. Las texturas desaparecen y los fondos se simplifican. La acción es una auténtica locura. Sobre todo cuando se mezcla con el CGI. Y si a eso le unimos la distorsión de las perspectivas como si se mirara por grandes angulares, el resultado puede antojarse como una delicia transgresora o un batiburrillo caótico. A mí me gustó, tengo que decirlo, aunque al principio me costó seguirla.
     La historia está bastante bien. Un poquito de misterio, un par de traiciones, buenos malos y malos buenos, humor dosificado y un final coherente y bien resuelto. Los personajes también tienen sus profundidades y algún recoveco evolutivo. Rollito amistad y poquito de amor que no falte. Muy y más que entretenida.
     La saga cuenta también con dos cortos llamados Promare: Galo-hen y Promare: Lio-hen, que cuentan brevemente unos episodios anteriores a la película a modo de preámbulo. Mejor verlos después.

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