domingo, 26 de febrero de 2017

Ajin (2016)




"Kei Nagai es un adolescente normal hasta que un día sufre un accidente y descubre que pertenece a la raza de los ajin.  
 A partir de ese momento se verá obligado a huir continuamente en medio de una guerra entre los de su raza y los humanos en la que tarde o temprano deberá elegir bando."






     Me topé con este manga hace algunos años y me enganché, pero había muy pocos capítulos publicados en ese momento y decidí dejarlo crecer un poco, y antes de que me diera cuenta, salieron dos series de anime y dos ovas. Bueno, y tres películas, pero que vienen a ser un resumen de ambas temporadas.

     Ajin (2016) es una serie con animación CGI, es decir, no usa el técnica tradicional del dibujo sino la de la animación 3D por ordenador. Si bien no es especialmente de mi gusto, ya comprobé con Sidonia no kishi (2014), serie de la misma productora (Polygon pictures), que puedo llegar a adaptarme si la historia es buena. Además, la mejora entre ambas es tremendamente notable, por lo que he disfrutado como un enano de las peleitas y demás escenas de acción. Todavía falta por mejorar las expresiones faciales y pequeños gestos, pero por lo demás casi diría que supera ya a la tradicional.

     Calificada como serie de terror, algo gore, género sensiblemente más violento de lo que he venido hablando hasta ahora, aunque no es de mis favoritos, tampoco me asusta. Ya disfrute a lo grande con Tokyo ghoul (2014-2015) o mejor dicho, con su primera temporada, porque la segunda fue un esperpento que es mejor olvidar... Hay que reconocerle al menos que el cambio en la personalidad de Ken Kaneki se hace de manera razonable. No así la de Kei Nagai, que casi de la noche a la mañana, pasa de ser un bonachón confiado a un ser frío y calculador, y es que a partir de la mitad del segundo tomo, el guión pasa a manos del hasta ahora dibujante, Gamon Sakurai, mientras que la autora de la idea original y los primeros guiones, Tsuina Miura, abandona el proyecto.
     Al perder el toque femenino, pierde blandura, pero gana en fuerza, y sin duda se convierte en una serie diferente de lo que podía haber sido, pero que gusta igualmente.

     En resumen: muy buena. Deseando ver más.

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