jueves, 3 de mayo de 2018

A falta de tiempo, buenas son películas II

     He de confesar que, entre unas series y otras, más de un largometraje ha caído, y que por pereza, estaba considerando seriamente no añadirlos al blog. Pero voy a ser buena y haré mis deberes aprovechando una vez más que mis fines de semana siguen teniendo tres días (aunque sea de lunes a miércoles).

     Comencemos por el principio: Hirune Hime: Shiranai Watashi no Monogatari (2017).




     "En 2020, mientras Tokio prepara sus olimpiadas, Kokone prefiere dormir antes que ponerse a estudiar. En sus sueños, se convierte en Ancien, una singular princesa de un reino dominado por la tecnología. De repente, la línea que separa sus sueños de la realidad comienza a difuminarse y Kokone comienza a descubrir los secretos de su familia."







     Ni tan mal. Tiene buena animación y una historia bastante original, y se desarrolla muy fluida y con algunos giros interesantes. Basada en una novela ilustrada, cuyo título original viene a significar La princesa dormilona: mi desconocida historia (o algo así... ), es un bonito cuento mágico para toda la familia, que gracias a los nuevos canales de distribución, hemos podido disfrutar doblado al castellano (aunque no en mi caso) a pesar de que la traducción del título siga siendo deplorable.

     Aunque para debates sobre títulos tenemos la siguiente: Uchiage Hanabi, Shita kara miru ka? Yoko kara miru ka? (2017) (¿Es mejor ver los fuegos artificiales desde abajo o de lado?), versión animada de un drama de 1993, que podría haberse llamado Fireworks como mandan los cánones anglosajones, pero que afortunadamente se quedó en un tenue Luces en el cielo.





     "Mientras los chicos de su clase debaten sobre la forma de los fuegos artificiales, Nazuna compite en la piscina con Yusuke y Norimichi. Dependiendo del ganador, tomará una decisión, pero ¿realmente las cosas hubieran sido diferentes si el ganador hubiera sido el otro?"







     Rara. Esta película es muy rara. Es preciosa, visualmente en cuanto a la animación, y en cuanto a la historia, por los sentimientos que despierta el primer amor. En ese sentido, y al ser del mismo productor, intentan vendértela un poco siguiendo la exitosa estela de Kimi no na wa pero terminará por decepcionarte porque no hay quien la entienda. Hay un toque mágico que despista pues no se sabe si viajas atrás en el tiempo o estás saltando entre mundos paralelos. Y cuando llega el final lo único que te interesa ya es si conseguirá quedarse con la chica, y tampoco es que eso quede muy claro. Me sentí un poco estafada, la verdad. Una historia muy bien dibujada pero poco convencional, nada recomendable para quien busca finales menos complicados de descifrar.

     Otro espectáculo visual con final a la carta es The Sky Crawlers (2008), también conocida como Surcadores del cielo.





     "En un futuro alternativo, la guerra se ha convertido en un espectáculo televisivo, donde los mejores pilotos son en realidad producto de la ingeniería genética llamados kildren. A la zona 262 llega reasignado un nuevo piloto llamado Yuuichi Kanami. Su llegada despierta diferentes emociones en los miembros del escuadrón de forma que él mismo empieza a sentir curiosidad por su predecesor y su propio pasado."





     Esta película, cuya historia original procede de una novela, está dirigida por Mamoru Oshii, y se nota. La predominante animación CGI se basa en una paleta de colores casi monocromática. La historia se desarrolla con pausa calmada, al ritmo justo y necesario, sembrando los detalles que darán significado a todo sin necesidad de palabras, y sazonada con sabrosas escenas de trepidante acción bélica, batallas aéreas en medio de la lluvia, para deleite de los aficionados a los aviones militares.
     El final se queda bastante abierto a la interpretación pero al menos nos deja suficientes pistas para que podamos construirnos uno nosotros mismos. Muy introspectivo, muy psicológico todo, muy de preguntarse "quién soy yo" que les gusta tanto a los japos.

     Las dos últimas fueron un poco difíciles de conseguir por mis canales habituales ya que son de esas que se han presentado a festivales y tienen distribución en España, pero su estilo me atraía irremediablemente así que no desesperé. Hablo de Yoake tsugeru Lu no uta (2017), más conocida como Lu over the wall, aunque signifique "La canción de Lu que trae el amanecer" y Yoru wa mijikashi aruke yo otome (2017), que quedó en Night is short, walk on girl ("La noche es corta, así que camina, muchacha").





     "Kai Ashimoto es un estudiante solitario y retraído que, tras el divorcio de sus padres, vive en un remoto pueblo pesquero. Su único consuelo es componer música electrónica a pesar de la oposición de su abuelo, ya que según él atrae a las sirenas."







     Es inevitable acordarse de Gake no ue no Ponyo, título original de Ponyo en el acantilado (2008). Pero a pesar de que el argumento es idéntico, el mensaje es completamente diferente. Y la manera de contarlo también. La música como co-protagonista, y no como decoración dramática, es un elemento a tener en cuenta. La música forma parte de la historia, transforma la cola de Lu en dos piernas, y les hace bailar a todos, y les une, y les separa, y transforma ciertas escenas en un auténtico delirio de colores en movimiento con ese toque surrealista que me encanta en este director.
     Que no es otro sino Masaaki Yuasa, al que ya conocí en Yojouhan shinwa taikei (2010) y del que me enamoré en Devilman crybaby. Pero en esta peli se corta bastante y la historia es fluida y entretenida, nada de rollos raros, una delicia poco convencional pero apta para toda la familia.





     "Un joven universitario enamorado decide confesar sus sentimientos a la chica de sus sueños la noche que ella ha decidido salir a dar una vuelta. Una noche que no parece tener fin y que les lleva a conocer a toda clase de personas extraordinarias."








     En un ambiente más adulto que la anterior, esta película es un viaje a través de una noche cada vez más extraña y mágica. Una historia de amor, o de varios amores, o varias historias de amor (o no) entrelazadas por un destino ineludible, personajes que se encuentran una y otra vez mientras que los que se buscan son incapaces de verse. La pareja va protagonizando episodios y situaciones cada vez más surrealistas hasta acabar en una aventura sobrenatural contra la soledad a golpe de canciones incluso. Una gozada visual que además toca un tema que siempre me fascinó como es el de la "ciudad de noche", una especie de País de las Maravillas urbano lleno de personajes extraordinarios.
     Y entre tanto personaje raro de repente aparecen estos tres:

que no son otros sino los protagonistas de la película anterior Yoake tsugeru Lu no uta, un cameo de su otro trabajo hermano en el tiempo.

     Ahora estoy viendo otra serie, pero repasar la filmografía de Masaaki Yuasa me ha descubierto un par de cosas que no tardarán en caer.

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