Quería una serie larga, y de béisbol a ser posible, y Major (2004-2010) fue la respuesta. Después de 154 episodios, una película y tres OVAs, Goro casi ha pasado a ser parte de mi familia. Ha sido casi un mes... le voy a echar de menos.
"Goro es un pequeño fanático del béisbol que desde que murió su madre dos años atrás, vive solo con su padre, Shigeharu Honda, jugador profesional en la liga japonesa que actualmente no está pasando por un buen momento. Mientras Goro crece ansiando seguir los pasos de su padre, Shigeharu busca el apoyo que necesita en Momoko Hoshino, la profesora de Goro, y su amigo y compañero de equipo Hideki Shigeno."
"Goro continúa creciendo y demostrando tener un talento especial para el béisbol. Sin embargo no se contenta con las metas habituales y se empeña en enfrentar sus propios retos hasta lograr su sueño: llegar a ser jugador profesional en las ligas mayores de Estados Unidos."
Major no es solo una historia de béisbol. Al menos su primera temporada es más un drama familiar con el béisbol como fondo que una continua sucesión de partidos y entrenamientos, ya que el prota aún es muy crío, y la patata caliente la lleva su padre. A partir de la segunda temporada, que ya la cosa familiar y personal parece estabilizarse, y Goro ya tiene edad para ir al Koshien, es cuando por fin empieza a verse béisbol de instituto. Sin embargo no es una serie convencional. Su protagonista tampoco lo es. Su sueño no es ir al Koshien, sino al más puro estilo Goku, ir enfrentándose a rivales cada vez más difíciles. No tiene mucho sentido del compañerismo ni del juego en equipo. Es un engreído, sobrado de sí mismo, convencido de que es capaz de ganar los partidos él solo hasta el punto de arriesgar la salud. De hecho se lesiona varias veces, alguna que otra con secuelas irreversibles.
Su egocentrismo le lleva incluso a cambiar de instituto en mitad del año escolar, dejando colgados a los compañeros que meses antes convenció y arrastró al campo de juego porque los necesitaba, solo porque, superado el primer reto, necesita enfrentar otro nuevo en otro lugar.
Tampoco es un pitcher muy versátil: solo sabe lanzar bolas rápidas, cada vez más rápidas, eso sí, llegando a batir récords de velocidad y resistencia. Y algún que otro bate de madera. Su juego es pura voluntad y fuerza bruta. Y apenas cambia en toda la serie.
Afortunadamente, en cierto momento, parece que por fin se da cuenta de que no juega solo, de que tiene compañeros y esos compañeros a su vez también tienen sueños y metas. Y Goro se me empieza a hacer más simpático. Poco más o menos creo que fue cuando se marcha a América. Sus aventurillas de novato, el choque de cultura e idioma, fueron para mí la parte más divertida. Continúan los dramas familiares de unos y otros, y hasta aparece el amor (¡por fin!)... pero poco. La vida de Goro es béisbol y solo béisbol.
En cualquier caso, a pesar de que el Goro adolescente me caía regular, la serie me ha sabido ganar, me ha gustado en su mayor parte, solo me he aburrido en algunos capítulos (los menos). Pero el rollito espectacular que le daban en América a los partidos era muy bueno. Tengo la sintonía de cada vez que Goro salía a lanzar grabada en el cerebelo.
La serie (no sé si el manga también) tiene un par de saltos importantes. Uno al principio, entre la primera y segunda temporada, cuya historia se narra después en la película, a modo de flashback, cuando Goro ya está jugando en América. Y otro al final, en el último capítulo, en el que de repente pasan 8 años y a modo de epílogo se ve el amago de una final de la serie mundial. Partido que luego podemos ver en las OVAs 1 y 2 de modo completo, mientras que en la OVA 3, lo que vemos es a Goro y su familia regresando a Japón unos años después y comenzando una nueva etapa...
Etapa que según me acabo de enterar podremos disfrutar a partir de este mismo mes de abril de 2018, bajo el nombre de Major 2nd, que sigue la secuela del manga centrada ya en Daigo, el hijo de Goro, y Hikaru, hijo del mejor amigo de Goro, Toshiya Sato.
La leyenda continúa...
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