lunes, 22 de mayo de 2023

Los niños del mar (2019)

      Estuve mucho tiempo detrás de esta película, pero cuanto más veía, menos ganas me daban de verla, de manera que cuando por fin estuvo a mi alcance, la fui dejando pasar. El principal problema es que la conocí bajo su título en español, Los niños del mar (2019), que si bien no es tan malo como conocerla bajo su título en inglés, es mala señal ya que quiere decir que tiene distribuidora. Y si tiene distribuidora, tiene promociones. Y las promociones tergiversan el impacto en el público.





     "Ruka es hija de padres divorciados, por lo que tiene algunos problemas para relacionarse con sus compañeras. Debido a esto, prefiere pasar el tiempo en el acuario donde trabaja su padre y dejarse fascinar por las diferentes especies marinas. Allí conocerá a Umi y Sora, dos niños que también parecen tener una relación muy especial con el mar."






     Kaijū no Kodomo, su título original, significa "hijos de seres marinos" (o algo así) y es un manga que ha sido varias veces reconocido por su arte aunque no tanto por su historia, y a la película pues más o menos le pasa un poco lo mismo.

     Al principio te atrapa por el mágico misterio que rodea a Umi y Sora. Al igual que Ruka, te sientes intrigado y maravillado por la leyenda de los seres del mar, algo transcendental y mágico que viene repitiéndose a lo largo de siglos, que de alguna manera se ha transmitido a través de canciones de cuna y cuentos infantiles. Además, en esta ocasión también se enfoca desde un punto de vista científico, representado por el grupo de adultos que estudian a la par que tratan protegen a los niños de la parte trágica de su destino.

     Sin embargo, a partir de cierto punto, la historia se pierde totalmente en ensoñaciones filosóficas y celestes sobre el origen de las estrellas o qué sé yo, y el papel crucial de Ruka en todo el proceso del ritual que va a tener lugar. Eso sí, la flipada visual del final es digna de todas las alabanzas de la crítica entendida, y tal vez el motivo por el cual se ha llevado algunas menciones y premios sin llegar a arrasar.

     Haciendo buen uso del alto material artístico del que parte, la película se explaya en paisajes, colores, movimientos majestuosos, haciendo del relato un espectáculo muy bello y gratificante. Pero en la narración es torpe. Da la sensación a ratos de que no avanza para, de repente, acelerar y salir por otro lado. De este modo el mensaje que intenta transmitir resulta confuso, no llega a entenderse, y en última instancia, te acabas dejando llevar por las imágenes del clímax final, donde se desliga totalmente de las normas narrativas para ser una pura explosión artística abstracta e hipnótica.

     En el epílogo, el relato vuelve a la realidad del pueblo marino en el que se ambienta y te da una sensación de paz, de manera que, aunque probablemente no hayas entendido nada, como yo, te das por satisfecho simplemente porque la constante tensión ha desaparecido.

     Técnicamente es buena, muy buena, pero como un cuadro de arte moderno, es estéticamente bella pero difícil de entender. No formará parte de mis imprescindibles, pero tampoco creo que sea una pérdida de tiempo. Son de esas cosas que hay que ver probablemente para entender lo que está por venir.

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