jueves, 9 de julio de 2020

Dororo (2019)

     Una vez que terminamos Kingdom, pasamos un buen rato comentándola y así volvimos a disfrutarla recordando sus mejores y peores momentos. Pero una vez que pasó la fiebre no sabíamos qué ver a continuación, y aún teníamos todo un domingo por delante. Fue mi amiga la que sugirió Dororo (2019), que por supuesto estaba entre mis pendientes, pero aún no me había decidido a ponerla, y la verdad, fue el cierre perfecto para el fin de semana.







     "Para lograr la prosperidad de su territorio, el señor de Daigo sella un pacto con 12 demonios, a cambio del cual sacrificará a su primer hijo. Sin embargo, el bebé logra sobrevivir y años después emprenderá un viaje para recuperar las partes de su cuerpo que le fueron robadas y así descubrir su destino."









     Dororo es un manga del padre de todos los mangas Osamu Tezuka que ya tuvo su adaptación animada allá por 1969, y una peli de acción real en 2007 (que aún no he visto pero tengo intenciones firmes). Tardé un poco en reconocer el estilo Tezuka ya que el diseño de los personajes se había "modernizado" y aunque pierden parte de su originalidad, es de agradecer este nuevo look adaptado a la estética actual. Técnicamente está muy bien cuidada, y no podía ser de otra forma, ya que las escenas de acción son las que predominan en este mundo oscuro y terrible, donde acechan mil demonios, y los humanos no son mejores. Todo muy rojo y negro, mucha sangre y bastante gore, aunque no lo suficiente (menos mal) como para clasificarla como tal.

     Sin embargo, a pesar de todas las salvajadas que conlleva el argumento, la historia tiene momentos tiernos y divertidos gracias al desparpajo de Dororo, el pequeño ladronzuelo, y a la inocencia que a veces desprende el protagonista por su desconocimiento del mundo. No son muchos los momentos, pero el contraste es tan fuerte que mantienen un justo equilibrio y ayudan a aliviar las tensiones y  a sobrellevar las tragedias.

     Porque todo es tragedia. La madre que se culpa por no poder protegerlo. El hermano que se debate entre la obligación y los sentimientos. El maestro que no consigue redimirse. El padre que no duda en matar o morir por el reino. Los huérfanos, los bandidos, los aldeanos... Hasta los demonios tienen su drama. Y cada dos por tres se te muere alguien. Es mejor no pillarle cariño a los personajes porque no sabes si va a llegar al final del capítulo.

     En este mundo, los bandos no están muy claros. Quiero decir, todos tienen sus buenas razones de peso para hacer lo que hacen, así que puedes llegar a simpatizar con unos y con otros, pero la terrible realidad es que para que unos prevalezcan, otros deben morir. Así, el padre y el hermano llegan a considerar a Hyakkimaru un demonio enemigo del reino, ya que a medida que recupera las partes de su cuerpo, las desgracias caen sobre la tierra una tras otra: sequía, enfermedades, guerras, etc En varias ocasiones se le pregunta a Hyakkimaru por qué lucha, y al principio su motivación parece ser egoísta y simple: para recuperar lo que es suyo. Que uno puede pensar, jolines, pero es que si él gana, se muere la gente. Pero claro por otro lado, piensas, coño, ¿y por qué tiene que sacrificarse él? ¿Por qué no sufre otro? Con todo, la historia ofrece una respuesta, o eso me pareció a mí, con la que me quedé satisfecha y que puede aplicarse a muchos aspectos de la vida.
     A partir de cierto momento, la motivación de lucha de Hyakkimaru cambia de ayudarse a sí mismo a la de proteger a Dororo. Este personajillo vivaracho a pesar de estar rodeado de desgracias es quien de hecho da nombre a la serie. Tal vez Tezuka tenía grandes planes para él una vez que alcanzara la edad adecuada, pero dado el brusco final me temo que nunca lo sabremos.

     Al parecer el manga tuvo un final apresurado debido a ciertas desavenencias editoriales, y aunque originalmente tenía que recuperar 48 partes de su cuerpo, cada una de ellas de un demonio diferente, la cosa se resumió de mala manera y dejó la historia abierta a continuaciones que nunca llegaron. Hay quien dice que el "monstruo final" es el mismo Dororo, que no es otra cosa sino un ser humano creado con algunas de las partes que le robaron a Hyakkimaru. Menos mal que esa opción no prosperó. Y el anime de 2019 optó por dejarlo en 12 demonios y poner el clímax en el castillo familiar.   
     Y una se queda con ganas de muchas cosas con ese final, pero bueno, como siempre podía ser peor, nos toca conformarnos e imaginarnos los finales que más nos gustarían. Si me decido a ver la serie original y la peli de 2007, ya volveré por aquí. De momento, quede presente mi recomendación.

Dororo (Japanese) 27x40 Movie Poster (2007)
     EDIT (13/09/2020). De momento solo me he animado a ver la peli de acción real, así de loca, una tarde de verano...
     Para algo como esto, tienes que estar bastante motivado, porque para empezar son dos horas y cuarenta minutos de película. Yo me la vi en varios trozos, así que no fue tan duro, pero no es algo agradable para ver mientras comes, que conste. Aquí a Hyakkimaru le han robado las 48 partes pero no sé muy bien cómo ni por qué el muchacho parece ver, oír y hablar de forma normal, así que me resultó raro cuando va recuperando los sentidos y se ponen todo contentos.
     Los efectos especiales para recrear a los demonios dan un poco de risa, pero el diseño es tan grotesco que también produce la sensación de horror que requiere la ocasión. La historia fluye con coherencia y buen ritmo (a veces acompañada de música flamenca) excepto el apoteosis final cuando enfrenta a su familia, que se sucede todo tan rápido que no da tiempo a sentir todo el drama. De Dororo poco o nada se cuenta, y la cosa termina en que continúan su viaje juntos, así que es otro de los finales posibles a elegir.

     Me quedaría la serie de 1969 pero eso ya no sé si sería demasiado...

martes, 7 de julio de 2020

Shiki oriori (2018) - Sabores de la juventud

     Realmente el evento principal del fin de semana fue el pequeño maratón de Kingdom que mi amiga y yo teníamos pendiente desde que estrenaron la segunda temporada el pasado marzo. Pero como quiera que soy de menos dormir que el resto de la humanidad, en los ratos que me quedaba sola, me vi los tres cortos de animación chino-japoneses que conforman el largometraje Si shi qing chun, o lo que es casi lo mismo: Shiki oriori (2018) - Sabores de la juventud (Flavors of Youth).





     "En la bulliciosa ciudad de Pekín, Xiao Ming recuerda algunos pasajes de su infancia junto a su abuela gracias al sabor de los fideos estilo San Xian. Una llamada de su familia, le hará regresar a su ciudad natal. 
     En Cantón, Yi Lin es una exitosa modelo que empieza a sentir la presión de las nuevas generaciones y decide sobre esforzarse para poder seguir manteniendo a su hermana Lu Lu, quien ahora vive con ella mientras estudia diseño de modas. 
    En Shanghai, Li Mo es un joven arquitecto insatisfecho con su trabajo. Durante una mudanza, encuentra una  vieja cinta de casete mediante la que intercambiaba mensajes con su amor de juventud, y cuyo último mensaje nunca había llegado a escuchar."



     En los primeros fotogramas ya me vino a recordar a la primera película de la que hablaba en mi entrada Adolescentes chinos, niñas japonesas y una de horror horrorosa. No sé si por el ambiente melancólico o porque el diseño y la animación eran bastante parecidas. Me hizo pensar que tal vez compartían productora o directores, pero al parecer no es así. Como sea, el caso es que técnicamente es una delicia para la vista, por el detalle, por el movimiento, por la luz y el color. Ya solo por la calidad de su animación, se te hace muy agradable de ver, y a pesar del tempo lento y reflexivo, no se hace pesada en ningún momento.

     Si bien por el título occidental llegué a pensar que serían tres cortos con la comida como personaje principal, ya que también así lo parece por el primero de ellos, los otros dos no tienen nada de eso. Así que a saber lo que significa su título original. Pero bueno, puede entenderse lo de "sabor" de forma menos literal y que se refiera al recuerdo y el sentir de tiempos pasados. Aunque en este caso, la segunda historia, la de las hermanas, no tiene mucho de eso.

     La tercera historia es muy parecida en argumento y ambientación a la de la peli que dije antes, Zuo ri qing kong, conocida también como Crystal Sky of Yesterday. Un protagonista adulto pero bastante joven aún, recuerda su último año de instituto y el error que cometió con su primer amor. Aunque esta, al ser más corta, es más llevadera, también gana en ligereza y su final me gusta mucho más.

     No me llega a la altura como para recomendarla encarecidamente, ya que es algo menos comercial y sin duda no es apta para cierto tipo de público que busca otras emociones. Pero son tres relatos, lo cual la hace ideal para ver entre otras cosas, y resultan una experiencia bastante agradable y relajada para las calurosas tardes de verano que te dejan sin ganas de ná.

lunes, 6 de julio de 2020

Nakitai Watashi wa Neko o Kaburu (2020)

     Esta semana pasada avancé hacia mi fase 3 personal y di algunos pasos hacia la nueva normalidad. Entre otras cosas, hice un poco de vida social acompañada de visionados manga-anime. Lo primero que nos vimos, fue Nakitai Watashi wa Neko o Kaburu (2020), literalmente: "Quiero llorar, llevo puesto un gato", pero conocida en español como Amor de gata, y en inglés como A whisker away, Disponible en Netflix.






     "Miyo Sasaki está abiertamente enamorada de Kento Hinode, pero a pesar de sus avances no consigue acercarse a él. Un día, Miyo descubre la forma de transformarse en gato, y gracias a su disfraz, por fin logra estar al lado de Hinode y escuchar lo que realmente piensa."










     Creía que básicamente sería una comedia romántica con tintes fantásticos, pero en realidad es una maravillosa aventura mágica con cierto toque de drama familiar. Una agradable sorpresa en un marco incomparable que derrocha calidad técnica en todos sus aspectos.

     Película hecha para el cine, y se nota bastante, quizá con mucho pensamiento puesto en el panorama internacional, no solo en lo comercial sino también a nivel de premios y festivales. Diseño de personajes estilizado pero sin caricaturizarlos, de movimientos gráciles y naturales, con expresiones cambiantes bastante humanas. Paisajes llenos de profundidad y gran detalle, que no escatiman en texturas al servicio de la profundidad y la perspectiva. Es un mundo tridimensional y cálido, que también tiene su parte mágica, a veces bella, a veces oscura y terrible, claramente diferenciadas de la realidad cotidiana gracias al uso del color y las luces y las sombras.

     Los personajes tampoco tienen desperdicio. Tanto protagonistas como secundarios presentan perfiles redondos y complejos, humanos cambiantes con capas visibles e invisibles que se dejarán conocer claramente con pocos detalles. Al menos a mí me dejaron la sensación de que todos quedan perfectamente retratados sin exceso ni defecto de explicaciones, algo que siempre da muchos puntos en mi ranking personal.

     El argumento no destaca por su originalidad pero desprende gran ternura y es lo suficientemente atractivo como para estar a la altura del derroche técnico. Además añade a su favor el hecho de que en realidad es un canto a la reafirmación personal disfrazada de historia de amor. No se debe olvidar, aunque la película así lo intenta, que el detonante de todo es el hecho de que la protagonista quiere "desaparecer", convirtiéndose en gato. Sus circunstancias familiares no son ideales pero tampoco desastrosas. Sin embargo Miyo guarda muchas cosas dentro que siente que no puede decir. Por eso conocer a Hinode llenó de nuevo su mundo de esperanzas y está dispuesta a todo con tal de hacer que se fije en ella. Siendo gato, Miyo conseguirá por fin que Hinode le abra su corazón y exprese sus preocupaciones y deseos, relacionados también con sus propias presiones familiares.
     Los mejores amigos de ambos también tienen su parte, aunque más ella que él, y aunque no intervienen mucho activamente, su papel es esencial. Quizá de los secundarios lo mejor sea la trama entre las dos madres de Miyo: una situación compleja que queda perfectamente retratada con pocas escenas pero sí muchos detalles llenos de significado. Y se resuelve de forma espectacular. Me encantó.

     Por favor, no dejéis pasar la oportunidad de verla. Se echa un rato de lo más entretenido.