domingo, 21 de junio de 2020

Doukyonin wa Hiza - Tokidoki, Atama no Ue (2019)

     Entre la entrada anterior y esta, me vi Daiya no ace de principio a fin, es decir, desde el capítulo uno hasta la nueva temporada. Con palizas así, se me hace difícil empezar otra serie porque todavía tengo a sus protagonistas en la cabeza y los echo de menos. Así que opté por un golpe de efecto y aposté a lo seguro con Doukyonin wa Hiza - Tokidoki - Atama no Ue (2019): un joven solitario y un gatito, ¿qué puede salir mal?








     "Subaru Mikazuki es un joven escritor al que no le gusta nada relacionarse con la gente ni salir de casa. Mientras busca inspiración para su nueva novela encuentra una gatita hambrienta y decide adoptarla. A partir de ese momento Subaru encontrará algo más que inspiración gracias a su compañera de cuarto."




     Respuesta: Nada. Salió bastante bien.

     Doukyonin wa Hiza - Tokidoki, Atama no Ue, que quiere decir "Mi compañera de piso está en mi regazo, a veces en mi cabeza", es una serie manga. Que yo creí que serían novelas, pero nop, es manga. Técnicamente llega justito al aprobado, porque lo que está claro es que es una serie de sentimientos, emociones y mundos interiores, y han pasado totalmente de dejarse el presupuesto cuidado la imagen para basarse solo en la fuerza del contenido. Un contenido bastante cliché, tengo que decirlo, pero que por eso mismo funciona.
     El prota es un veinteañero que hace poco perdió a sus padres en un accidente. No más familia ni amigos, es un gusano de biblioteca que pasa los días encerrado en casa leyendo o escribiendo. Está lleno de debilidades y necesitado de cariño. Es decir, totalmente mi tipo favorito. Si a eso añadimos su fobia social, con la que me siento totalmente identificada, no solo lo hace digno de protección, sino que se convierte en mi aliado, amante del silencio y la tranquilidad.
     La otra protagonista es un gata callejera, siempre a la defensiva y alerta, comilona y caprichosa que poco a poco se va dejando querer por el humano que le da comida a cambio de su protección. Un personaje entrañable (si te gustan los gatos, como a mí) que, al final de cada episodio, nos da su particular punto de vista sobre los sucesos que han tenido lugar y así explica su extraño (a los ojos humanos de su dueño) comportamiento.

     Dije antes que el prota no tenía amigos, pero sí que tiene uno, el hijo de una amiga de su madre que lo conoce desde que eran niños, y es el que se encarga de de vigilarlo cuando se enfrasca en el trabajo y se olvida de comer o dormir. Un tipo amistoso y alegre que se entromete en su vida y en su casa como quiere y le da la gana. Y luego tenemos al editor con el que el prota trabaja, que hace un poco de cuidador y que intenta, sin mucho éxito, sacarle a la calle y hacerlo más sociable. Tras la llegada de la gatita, Subaru conocerá a otras personas, como la chica de la tienda de animales, con la que tiene un primer contacto de lo más hilarante.

     Es un cuento entrañable, que te arranca sonrisas continuamente, te hace reír en más de una ocasión, y también te hará llorar, claro, de penita y de emoción. Y te dejará con las ganas de tener un gato.

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