jueves, 31 de mayo de 2018

Just Because! (2017)

     Después de magia y BL, me apetecía algo de romance escolar y cogí Just Because! (2017) porque era lo que tenía más a mano, aunque no resultó exactamente lo que yo esperaba...
     "Después de cuatro años, Eita Izumi regresa a su antigua ciudad y se reencuentra con sus viejos compañeros de secundaria justo en el último período del tercer año, una etapa complicada en la que se mezclan viejos y nuevos sentimientos y la inseguridad ante el futuro que se aproxima."

      Pues es la historia de un triángulo amoroso que se prolonga al parecer desde la secundaria, al que de repente se le añaden un par de aristas más. Uno de estos nuevos participantes es en realidad un viejo conocido, que con su llegada reactiva los sentimientos que se habían quedado estancados.
     Sin una animación digna de mencionar, la trama avanza perezosamente, recreándose en silencios y pausas musicales alternativamente. Mientras que algunos personajes parecen tener muy claro lo que quieren, otros se debaten hasta la desesperación entre amistad y amor, universidad o trabajo, etc

     Mientras que el protagonista contaba con todo mi apoyo, salvo por la manía de callarse todo, ella me caía un poco regular, como suele suceder, pero he de reconocer que era bastante coherente. Mi favorita sin embargo era la pareja secundaria, aunque ella (como siempre) me pareciera sosona, él me caía super bien. Su desenlace sin embargo me resulta demasiado agridulce.

     A ver, no está mal, pero hubiera preferido algo más dinámico y no tan melancólico, unos personajes con más vida, como la fotógrafa, último pico del polígono y la que por tanto se lleva la peor parte. Muy poca comedia y mucha reflexión adolescente sobre el futuro, sobre el qué soy y qué quiero. Buena para reposar tranquilamente, una historia de amoríos en primera fase con bases de madurez. Pero ahora me voy a buscar algo más loco.

viernes, 25 de mayo de 2018

Spiritpact - Yomi no Chigiri (2018)

     Para mi sorpresa y gran regocijo, este año nos ha obsequiado con una segunda temporada de Spiritpact (Soul contract), de la que ya hablé aquí. Al parecer se ha emitido casi al mismo tiempo  tanto en China como en Japón, será por eso por lo que ha llegado más rápido y con nombre japonés: Spiritpact - Yomi no Chigiri (2018).


     "Poco a poco, You Keika (Yang Jinghua) va asumiendo sus responsabilidades como sombra espiritual de Ki Tanmoku (Xi Duanmu) al mismo tiempo que intenta comprender mejor a su compañero. Sin embargo, sus enemigos tratarán de separarlos para debilitarlos trayendo a su encuentro un fantasma del pasado de Ki."

     Esta segunda parte es digna sucesora de la primera salvo por la duración, ya que han sido más capítulos (¡Yay!). Sin embargo se olvidan un poco (mucho, bastante) de la historia de sus vidas anteriores, y se centran en la infancia de Tanmoku, cuando al parecer era un crío inocente que se esforzaba para honrar a la familia y ser un digno sucesor. La parte buena: verlo de peque, taaaan tierno. La parte mala: los flash backs aparecen en grandes dosis, a veces desordenados, y a veces repetidos, y desconcentran del meollo.
     Debido al fantasma del pasado que reaparece en su vida, Tanmoku se muestra casi toda la temporada más débil y vulnerable de lo que cabría esperar. Y Keika, a su vez, más fuerte y varonil, demasiada evolución en tan corto período de tiempo. Es casi como si los papeles de su relación se invirtieran totalmente, y no es que me parezca mal, pero es casi como ver otra serie. Eso sí: los yaoi moments también aumentan exponecialmente, y eso siempre es de agradecer.
     
     Me siguen divirtiendo sus guiños y su humor chino, me sigo perdiendo un poco con los líos familiares y relaciones entre clanes, pero me engancha lo enrevesado de sus vidas pasadas y demás.

     Hablando de guiños, repasando la serie me encontré con estos personajillos:
     No sé quiénes podrán ser los de los extremos, pero los del centro son los protagonistas de la serie que estoy viendo ahora y de la que hablaré en su momento, ya que tengo otra pendiente de comentarios.

     En fin, fue bonita mientras duró, aunque a veces me impacientara por la lentitud con la que avanza la trama, pero irremediablemente es una de mis favoritas, y esperaré con ansias nuevas entregas que devoraré oportunamente. Ñam.

viernes, 18 de mayo de 2018

Mahō Tsukai no Yome (2017)

     Estoy muy vaga, todo me da pereza. Debe ser porque el contrato está a punto de terminar y no quiero enfrentarme al qué voy a hacer después, no lo sé, pero el caso es que solo quiero que los días pasen sin más. Esto también afecta a mi forma de ver series. No precisamente porque pase más tiempo viéndolas, sino porque ninguna me parece lo bastante interesante. Desidia primaveral, supongo.

     Aún así, alguna que otra cae, y en esta ocasión fue Mahō Tsukai no Yome (2017), a la que ya le había echado el ojo cuando salieron las OVAs Mahō Tsukai no Yome: Hoshi Matsu Hito (2016/2017).





     "Chise Hatori lo ha perdido todo, hasta las ganas de vivir, por eso decide venderse en pago a sus deudas. Su comprador es un excéntrico mago con cabeza de bestia, inexperto en las emociones humanas, que le anuncia que a partir de ese momento será su aprendiz y futura esposa."












     Las OVAs fueron una especie de precuela totalmente prescindibles, o mejor dicho, que se pueden ver de forma independiente. De hecho me gustaron más, pero ya barruntaban que la serie no iba a ser lo que yo esperaba.
     Porque, a ver, la serie está muy bien. Tiene una ambientación hermosa, una animación de calidad y un argumento bastante original que mezcla el folklore europeo, con cristianismo y magia. Los personajes son redondos y polifacéticos, muy hondos y llenos de matices, y las relaciones entre ellos son complejas y evolutivas. Pero todo es muy triste, muy terrible y muy cruel. Y si bien es cierto que los personajes van sanando sus heridas, hay momentos felices e incluso cómicos, todo está impregnado de melancolía y dolor (dolor físico quiero decir, porque las leyendas son crueles, y aquí no se cortan un pelo).

     Al principio se me asemejaba a Natsume yuujinchou: niño/a falto de amor con poderes mágicos que busca el equilibrio entre la vida normal y lo sobrenatural. Muchas escenas de vida cotidiana, ritmo pausado, etc pero definitivamente mucho más depresivo. Y es que de Elias se puede entender, es un ser entre lo humano y lo divino con cara de cabra que no comprende sus propias emociones, y aún así me parece mucho más tierno y expresivo que Chise, siempre enferma y falta de alegría. Un poco más de contraste entre ambos creo que le hubiera dado más gracia al asunto.

     En definitiva esperaba un poco más de romanticismo y comedia, y un tanto menos de gore (no tanto por lo que se ve realmente sino porque lo que deja intuir), pero no es mala serie. La banda sonora también ayuda mucho.

jueves, 3 de mayo de 2018

A falta de tiempo, buenas son películas II

     He de confesar que, entre unas series y otras, más de un largometraje ha caído, y que por pereza, estaba considerando seriamente no añadirlos al blog. Pero voy a ser buena y haré mis deberes aprovechando una vez más que mis fines de semana siguen teniendo tres días (aunque sea de lunes a miércoles).

     Comencemos por el principio: Hirune Hime: Shiranai Watashi no Monogatari (2017).




     "En 2020, mientras Tokio prepara sus olimpiadas, Kokone prefiere dormir antes que ponerse a estudiar. En sus sueños, se convierte en Ancien, una singular princesa de un reino dominado por la tecnología. De repente, la línea que separa sus sueños de la realidad comienza a difuminarse y Kokone comienza a descubrir los secretos de su familia."







     Ni tan mal. Tiene buena animación y una historia bastante original, y se desarrolla muy fluida y con algunos giros interesantes. Basada en una novela ilustrada, cuyo título original viene a significar La princesa dormilona: mi desconocida historia (o algo así... ), es un bonito cuento mágico para toda la familia, que gracias a los nuevos canales de distribución, hemos podido disfrutar doblado al castellano (aunque no en mi caso) a pesar de que la traducción del título siga siendo deplorable.

     Aunque para debates sobre títulos tenemos la siguiente: Uchiage Hanabi, Shita kara miru ka? Yoko kara miru ka? (2017) (¿Es mejor ver los fuegos artificiales desde abajo o de lado?), versión animada de un drama de 1993, que podría haberse llamado Fireworks como mandan los cánones anglosajones, pero que afortunadamente se quedó en un tenue Luces en el cielo.





     "Mientras los chicos de su clase debaten sobre la forma de los fuegos artificiales, Nazuna compite en la piscina con Yusuke y Norimichi. Dependiendo del ganador, tomará una decisión, pero ¿realmente las cosas hubieran sido diferentes si el ganador hubiera sido el otro?"







     Rara. Esta película es muy rara. Es preciosa, visualmente en cuanto a la animación, y en cuanto a la historia, por los sentimientos que despierta el primer amor. En ese sentido, y al ser del mismo productor, intentan vendértela un poco siguiendo la exitosa estela de Kimi no na wa pero terminará por decepcionarte porque no hay quien la entienda. Hay un toque mágico que despista pues no se sabe si viajas atrás en el tiempo o estás saltando entre mundos paralelos. Y cuando llega el final lo único que te interesa ya es si conseguirá quedarse con la chica, y tampoco es que eso quede muy claro. Me sentí un poco estafada, la verdad. Una historia muy bien dibujada pero poco convencional, nada recomendable para quien busca finales menos complicados de descifrar.

     Otro espectáculo visual con final a la carta es The Sky Crawlers (2008), también conocida como Surcadores del cielo.





     "En un futuro alternativo, la guerra se ha convertido en un espectáculo televisivo, donde los mejores pilotos son en realidad producto de la ingeniería genética llamados kildren. A la zona 262 llega reasignado un nuevo piloto llamado Yuuichi Kanami. Su llegada despierta diferentes emociones en los miembros del escuadrón de forma que él mismo empieza a sentir curiosidad por su predecesor y su propio pasado."





     Esta película, cuya historia original procede de una novela, está dirigida por Mamoru Oshii, y se nota. La predominante animación CGI se basa en una paleta de colores casi monocromática. La historia se desarrolla con pausa calmada, al ritmo justo y necesario, sembrando los detalles que darán significado a todo sin necesidad de palabras, y sazonada con sabrosas escenas de trepidante acción bélica, batallas aéreas en medio de la lluvia, para deleite de los aficionados a los aviones militares.
     El final se queda bastante abierto a la interpretación pero al menos nos deja suficientes pistas para que podamos construirnos uno nosotros mismos. Muy introspectivo, muy psicológico todo, muy de preguntarse "quién soy yo" que les gusta tanto a los japos.

     Las dos últimas fueron un poco difíciles de conseguir por mis canales habituales ya que son de esas que se han presentado a festivales y tienen distribución en España, pero su estilo me atraía irremediablemente así que no desesperé. Hablo de Yoake tsugeru Lu no uta (2017), más conocida como Lu over the wall, aunque signifique "La canción de Lu que trae el amanecer" y Yoru wa mijikashi aruke yo otome (2017), que quedó en Night is short, walk on girl ("La noche es corta, así que camina, muchacha").





     "Kai Ashimoto es un estudiante solitario y retraído que, tras el divorcio de sus padres, vive en un remoto pueblo pesquero. Su único consuelo es componer música electrónica a pesar de la oposición de su abuelo, ya que según él atrae a las sirenas."







     Es inevitable acordarse de Gake no ue no Ponyo, título original de Ponyo en el acantilado (2008). Pero a pesar de que el argumento es idéntico, el mensaje es completamente diferente. Y la manera de contarlo también. La música como co-protagonista, y no como decoración dramática, es un elemento a tener en cuenta. La música forma parte de la historia, transforma la cola de Lu en dos piernas, y les hace bailar a todos, y les une, y les separa, y transforma ciertas escenas en un auténtico delirio de colores en movimiento con ese toque surrealista que me encanta en este director.
     Que no es otro sino Masaaki Yuasa, al que ya conocí en Yojouhan shinwa taikei (2010) y del que me enamoré en Devilman crybaby. Pero en esta peli se corta bastante y la historia es fluida y entretenida, nada de rollos raros, una delicia poco convencional pero apta para toda la familia.





     "Un joven universitario enamorado decide confesar sus sentimientos a la chica de sus sueños la noche que ella ha decidido salir a dar una vuelta. Una noche que no parece tener fin y que les lleva a conocer a toda clase de personas extraordinarias."








     En un ambiente más adulto que la anterior, esta película es un viaje a través de una noche cada vez más extraña y mágica. Una historia de amor, o de varios amores, o varias historias de amor (o no) entrelazadas por un destino ineludible, personajes que se encuentran una y otra vez mientras que los que se buscan son incapaces de verse. La pareja va protagonizando episodios y situaciones cada vez más surrealistas hasta acabar en una aventura sobrenatural contra la soledad a golpe de canciones incluso. Una gozada visual que además toca un tema que siempre me fascinó como es el de la "ciudad de noche", una especie de País de las Maravillas urbano lleno de personajes extraordinarios.
     Y entre tanto personaje raro de repente aparecen estos tres:

que no son otros sino los protagonistas de la película anterior Yoake tsugeru Lu no uta, un cameo de su otro trabajo hermano en el tiempo.

     Ahora estoy viendo otra serie, pero repasar la filmografía de Masaaki Yuasa me ha descubierto un par de cosas que no tardarán en caer.