domingo, 24 de marzo de 2019

Island (2018)

     Mi última semana de curro, mi "jefe", que ya tenía en mente deshacerse de mí en breve, me obsequió con tres días libres, así que una de esas tardes me fundí Island (2018) como quien se ve una peli larga.









     "Urashima es una paradisíaca isla algo remota donde sus habitantes viven según sus arraigadas costumbres y difícilmente aceptan algo de fuera. Un día aparece en la playa un joven que dice haber viajado en el tiempo para salvar a una chica, pero que ha perdido el resto de sus recuerdos."







     El diseño loli de las protagonistas me echaba mucho para atrás, pero el argumento me interesaba, así que, como dije, le di una oportunidad y terminé viéndola del tirón. Island es una novela visual, o sea, un videojuego basado en diálogos interactivos, por lo que se podía esperar un argumento medianamente consistente con el que pasar por alto que cualquiera de las opciones románticas podría acabar con el prota en la cárcel. En cuanto a dichas opciones, si bien el prota se la pasa tonteando con todas, se decanta por una y solo una casi desde el principio, y a medida que la historia avanza, se va volviendo más serio.
     Viajes en el tiempo, recuerdos perdidos, leyendas locales, ruinas de culturas ancestrales... y una historia de amor que trasciende todo eso. Una mezcla un poco explosiva que acaba dando un resultado pasable pero no destacable ya que el final me parece muy pillado por los pelos. Y es que hay un momento en el que me perdí... y casi entendí que el prota era una paradoja en sí mismo. De hecho su origen no queda nada claro, si es el mismo de la leyenda o viene del futuro o yo qué sé. De repente y a conveniencia se sacan de la manga la teoría del Big crunch y ahí te las apañes para entender qué es lo que acabas de ver.

     En cualquier caso, se las arregló para mantener mi atención independientemente de si estoy satisfecha con la explicación o no. Aprueba pero a sabiendas de que ha hecho un poco de trampa.

viernes, 22 de marzo de 2019

Saredo Tsumibito wa Ryū to Odoru: Dances with the Dragons (2018)

     Dos días después de mi última entrada, entré en la fase terminal de mi trabajo. Me dieron un toque de atención, me puse las pilas y durante dos semanas lo di todo de mí aunque, al parecer, la suerte ya estaba echada. En realidad no fue un despido ya que técnicamente mi contrato acababa ahí, pero esperaba renovar por dos meses más y no sucedió. El caso es que fue una experiencia agónica, muy desagradable, donde entraban en juego otros factores no profesionales y lo pasé realmente mal, así que no había muchas ganas de andar viendo y comentando series.
     Aún así, durante el proceso cayeron un par de ellas, en un intento de distraerme de la cruda realidad, y ahora que ya pasó todo, más vale que las ponga o se me olvidarán. La primera que terminé de ver fue Saredo Tsumibito wa Ryū to Odoru: Dances with the Dragons (2018).


     "Para frenar la amenaza del pueblo de los dragones, la humanidad ha descubierto cómo alterar la física mediante ecuaciones llamadas jushiki y así poder enfrentar sus ataques mágicos. Gayus y Gigina, dos usuarios de estas ecuaciones mágicas, sobreviven gracias a sus trabajos como cazarrecompensas y guardaespaldas. Pero un día, un encargo algo especial, les meterá de lleno en intrigas políticas a gran escala entre la humanidad y el pueblo de los dragones."










     La primera impresión que se me viene a la mente es que es una serie mala, de corte barato tanto en diseño como en animación. Tanto que me lleva a pensar si es de las chinas readaptadas, porque además, al estar mal estructurada, la historia se hace difícil de seguir. Y es una pena porque la obra original es una serie de novelas ligeras, lo que siempre viene a conllevar una trama compleja e interesante. Pero como ya digo, en este caso, se quedó en un quiero y no puedo.
     Me atraía mucho la personalidad de los protagonistas y su complicada relación. Ambos adultos, con pasados problemáticos y vida sexual activa (aunque mientras uno tiene novia formal, el otro es un mujeriego sin remedio). El tono maduro del trasfondo me engañó bastante al principio, pero pronto me di cuenta de que las épicas batallas donde se asesinaba y mutilaba sin medida, no tenían apenas repercusión. Después de ser atravesados por heridas mortales, se ponían en pie como si nada, y al día siguiente, tenían un juego de ropa idéntico al que les acababan de destrozar. Son esos pequeños detalles los que acaban de arruinarlo todo, porque puedo pasar una animación mediocre si lo que me cuentan está bien contado. Pero así, la cosa cae en el ridículo.
     A veces, ponían demasiado énfasis dramático en determinados detalles o situaciones que luego no eran relevantes y despistaba. Y al revés: de repente una revelación casi divina pasaba desapercibida, y yo que necesito que me lo den todo mascadito, terminaba por no enterarme de mucho.

     En conjunto, la trama principal se queda a medias, y ni siquiera tiene la decencia de contar el pasado de los protas de modo decente y satisfactorio de modo que pudiéramos cerrar el arco. Nah, no cuenten conmigo para próximas temporadas.