domingo, 15 de enero de 2017

Touken Ranbu: Hanamaru (2016)

     Ha pasado algún tiempo desde la primera entrada y es que diciembre es un mes poco propicio para nada que no sean las fiestas.
     Pero este retraso no se debe solo al ajetreo navideño, sino más bien y sobre todo a una cuestión que hasta este momento no me había planteado. ¿Por dónde empezar?
     Por el principio podría parecer la respuesta más lógica pero sinceramente me daba mucha pereza ponerme a rebuscar en mi memoria hasta decidir cuál podría ser el comienzo, sobre todo si hacerlo implicaba además mantener luego un cierto orden cronológico, algo imposible para mí a estas alturas.
     Soy más de improvisar que de planificar. Y tengo una pésima memoria. Creo que se me da mejor escribir sobre lo que tengo en mente en cada momento, así que he decidido empezar por el final. Es decir: por la última serie que he visto.
     Y que en este caso se trata de Touken Ranbu: Hanamaru (2016)


"Un grupo perverso de revisionistas históricos busca cambiar la Historia para lograr sus oscuros objetivos. Para detener sus planes, otro grupo se pone en marcha, dando vida humana a las grandes espadas del pasado."
     Cuando sé que no voy a tener mucho tiempo libre elijo una serie que no me llame mucho la atención, ya que si me engancha y no puedo verla me fastidia. Y ésta parecía ideal para pasar el rato. Además tenía un montón de chicos guapos. Pero lamentablemente solo tenía eso.
     Una cosa es no esperar mucho de una serie y otra es que aún así te defraude. Y eso que el argumento prometía batallas históricas y algo de fantasía, pero los capítulos pasan prácticamente sin pena ni gloria, en medio de actividades cotidianas y continua presentación de personajes nuevos. Solo les faltaba ponerse a cantar en medio del capítulo. Ah, no... espera... eso también lo hacen en una ocasión.
     Al parecer el juego en el que se basa es bastante popular. Y la franquicia tiene hasta obras teatrales. De hecho es tan así que tendrá otra serie este año... son de las cosas que menos entiendo, pero en fin, ellos son así.

     Conste que la vi al completo, si bien me fui saltando algunas partes, porque quería ver el desenlace del drama personal del protagonista, una de las espadas del shinsengumi Souji Okita. Y en parte también porque me cuesta mucho abandonar una serie, por mucho que me aburra. No sé por qué siempre - o casi siempre - me obligo a verlas enteras, por si al final mejoran. Cosa que casi nunca ocurre, pero bueno, yo soy así.

     Me temo que sigo sin tener mucho tiempo y seguramente elija otra serie de las que tengo por menos interesantes para no perder horas de sueño. Así que tal vez la próxima vez hable de la última serie que me gustó para darle un poquito de sabor a esto.

Hasta entonces... matane.