A ver, a ver, que en cuanto me emociono se me pasa el tiempo volando y no comento nada. Ya en su época correspondiente, me vi las dos primeras temporadas de Chihayafuru (2011 / 2013), y me dejó una sensación bastante agridulce, así que cuando salió la tercera entrega hace un par de años, me la agendé con cierta reticencia. Finalmente di el paso y cayó en menos de una semana. Películas live action incluidas.
"Cuando estaba en la escuela primaria, Chihaya descubrió que su sueño era convertirse en la mejor jugadora de karuta de competición. Junto con sus amigos Arata y Taichi, llegó a formar un buen equipo hasta que Arata tuvo que mudarse y la vida les llevó por caminos diferentes. Al comenzar el instituto, Chihaya se reencuentra con Taichi, a quien logra convencer para que formen equipo de nuevo, con la esperanza de que si sigue compitiendo consiga por fin reunirse con Arata."
En el sentido más técnico, Chihayafuru es una serie deportiva, ya sabes, de esas que giran en torno a campeonatos, entrenamientos, superación por el esfuerzo y exaltación del compañerismo y la rivalidad. La protagonista tiene cierto talento innato pero va aprendiendo y mejorando a través de los encuentros. Y no solo ella, claro, sino que también sus compañeros van librando a su vez sus propias batallas. Pero depende de cómo te pille, podrías decir que básicamente es un shōjo romántico con un fondo deportivo.
Y así es como me pilló en esta ocasión: con ganas de romance.
Lo que más me molestó la primera vez que la vi, fue el carácter egoísta y atolondrado de Chihaya, obsesionada con el karuta y su endiosado Arata sin darse cuenta de lo que tiene al lado. Lo pasé realmente mal con Taichi y su sufrimiento en solitario al tiempo que odiaba sin razón sólida al ausente y misterioso Arata. Pero es que se ve que lo que más recordaba era solo la primera temporada. Al verlas ahora las dos de seguido me empecé a dar cuenta de más cosas. Arata por ejemplo sale un poco más y llegas a descubrir que es un chico tímido, lindo a su manera, y que en pocas palabras consigue lo que Taichi no ha logrado en dos años. La rivalidad-amistad entre los dos hombres de Chihaya cobra cada vez más protagonismo, de forma que Taichi llega a robar casi por completo el papel principal a la heroína en algunos tramos. A mí las competiciones ya me daban un poco igual, lo que realmente me mantenía enganchada era el salseo y la carga emocional que conllevaba cada enfrentamiento.
Pese a todo lo que se sufre, no puedo decir que sea principalmente un drama, aunque dramas hay, no te lo voy a negar, y he llorado acongojada en más de una escena. Pero creo que en general es más una serie cómica, ya que todos sus personajes, incluido Taichi el eterno sufridor, tienen un amplio espectro de puntos fuertes y debilidades que los hacen entrañables y divertidos.
Mención especial al personaje de Shinobu, la reina del karuta, a quien le deseo una bonita relación con Arata (ojalá). Me encantó su personalidad. Y su acento. Tanto el suyo como el de Arata suenan super musicales al oído, y confiere más autenticidad a la historia.
Como todo buen shōjo, tanto las líneas como los colores, fondos y demás se muestran dulces y suaves, floridos y brillantes, mientras que la animación se hace bastante estándar siempre y cuando no estemos en medio de una partida, ya que en esos momentos, para darle un poquito de acción a la cosa, se toman licencias más poéticas. En lo técnico nada llama especialmente la atención, y no importa, ya que la fuerza está en lo que cuenta, y no en cómo lo cuenta.
La tercera temporada, tras un arco algo aburrido centrado en el mundo de los adultos, se da paso a cierto desenlace de las tensiones que se han ido acumulando entre los tres. Chihaya no puede ignorar por más tiempo lo que pasa a su alrededor, y si bien ella no parece avanzar, al menos sus dos hombres parece que sí lo consiguen, y a mí con eso me vale de momento.
Me pasé después a las películas de acción real, dos de las cuales se emitieron en 2016, mientras que la tercera se emitió en 2018. Al ver la última tuve la sensación de que me había saltado algo, y acabo de descubrir que efectivamente existen 5 episodios cortos titulados Chihayafuru: Tsunagu, que se emitieron a primeros de 2018 para conectar la historia de las dos primeras pelis con la tercera. Las películas en sí, como adaptación no están mal, ya sabemos cómo son estas cosas. Entre las tres logran un resumen bastante detallado, con algunos cambios en el desarrollo de los acontecimientos, de lo que es la serie animada y el manga en el que se basan ambas. Así que al menos me sirvió como recordatorio apresurado de la historia hasta el momento. Los cinco capítulos esos no los he visto y a estas alturas no creo que lo haga ya.
Asalté después la web en busca del manga, pero por lo que vi, no avanza mucho más al menos en lo que se refiere a la trama amorosa. Como dije más arriba, las competiciones me dan un poco igual, y leerlas se me antojaban insufriblemente aburridas, así que me limité a saltar entre partidas para ver cómo seguían los protas, pero no había mucha chicha. El manga sigue en publicación pero no lo seguiré. Ya si eso esperaré a ver si sacan más temporadas de anime.
Tenía ganas de romance y me vino bien, aunque creo que mejor debería decir que me enamoré perdidamente de Taichi Mashima. Sin duda mi favorito no solo en esta historia sino entre muchas otras. Es guapo, es amable, responsable y divertido. Maduro, pero a veces muy infantil. Tiene un punto de malicia y un gran complejo de inferioridad, de carácter complicado y reservado, tiene defectos y trata de superarlos. Los mejores momentazos de la historia son indudablemente suyos. ¡Me encanta!
Necesito más series de este tipo....
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