Como sigo deprimida vaga y no me apetece hacer nada, decidí ver una serie muy muy larga como es Kyōkai no Rinne (2015 / 2017), ya que gracias a sus tres temporadas de 25 episodios, no iba a tener que comentarla en el blog en un buen rato.
"Sakura Mamiya tiene la capacidad de ver fantasmas y otros seres espirituales, por lo que ha aprendido a ignorarlos si quiere llevar una vida tranquila. Pero un día, en medio de una clase, ve a un chico con una guadaña persiguiendo a un espíritu. Este chico resulta ser su compañero de clase Rinne Rokudou, un humano descendiente de shinigamis que trabaja purificando espíritus para ganarse la vida."
Leí por ahí de pasada que Rumiko Takahashi estaba empezando nuevo proyecto, así que supuse que el manga de Rinne ya habría terminado. Debido a su temática sobre poderes espirituales, que me encanta, ya había probado a ver la serie cuando terminó la primera temporada, pero no era en absoluto lo que había esperado, así que la abandoné. Al saber que teníamos final, me esperancé vagamente en que tal vez la cosa se podría más interesante más allá del capítulo donde la dejé, y que no por nada tenía tres temporadas de anime, y como andaba buscando algo largo, pues le di otra oportunidad.
Pero no hubo ninguna sorpresa.
Por su sinopsis y diseño de personajes, me esperaba una trama más Inuyasha con un poco de comedia ligera a lo Ranma ½. Pero nop. Más bien es al revés: una sucesión de situaciones absurdas donde no hay trama central que avance ni objetivo que mueva a sus personajes. Rinne es pobre como una rata y trabaja sobre todo para pagar una deuda heredada, pero nunca se sabe de cuánto es la deuda ni cuánto le falta por pagar. Porque no importa. Casi todos los capítulos giran en torno a alguna forma de conseguir dinero o comida gratis, con el telón de fondo de su trabajo como shinigami, que consiste en resolver asuntos pendientes de espíritus errantes para que puedan descansar en paz. Así que son muchas microhistorias independientes, con multitud de personajes que vienen y se van.
Bueno, algunos personajes vienen para quedarse, claro, y van enriqueciendo el universo de situaciones y el polígono amoroso que las enreda aún más. En ese sentido, es más madura que Ranma e Inuyasha, ya que los personajes son más complejos y están menos locos, y no todos van detrás de los protagonistas. Pero da un paso atrás en cuanto a relaciones familiares. Sakura tiene madre pero no padre ni hermanos visibles, y en toda la serie apenas la vemos en casa. Rinne tiene una madre ausente, un padre sinvergüenza, un abuelo fallecido y una abuela bastante despreocupada. Nada de amor filial, paternal o situaciones emotivas. Todo por la pasta.
Y lo mismo pasa con las situaciones románticas: escasas, pobres y excesivamente ridiculizadas en favor de la comedia. Y es que los dos protagonistas son bastante inexpresivos, apenas sonríen. Ella apenas muestra emoción alguna, no parece alterarse por nada. Y él siempre tiene una expresión grave que le vale para todo.
En resumen es como una evolución de Ranma ya que gana en profundidad y el folklore japonés le da mayor riqueza, pero no pierde por completo la locura y el absurdo de unos personajes por lo general egoístas y caprichosos. Al no ser una historia que evolucione, no tiene final alguno, es decir, acabar acaba pero todo da a entender que seguirá igual. Para echarte unas risas (si te va este género) pero yo personalmente prefiero que tenga algo de chicha.
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