Poco después de volver de Málaga, decidí ir a mi casa unos días para arreglar cosas y ver gente. Me decidí por Sengoku Night Blood (2017), algo de lo que no esperaba mucho y que quizá me diera alguna sorpresa.
"La historia transcurre en un mundo alternativo llamado Shinga, similar a la era Sengoku de Japón donde habitan las tribus gegga, consistentes sobre todo en vampiros y hombres lobo. Shinga se encuentra en guerra desde que la sacerdotisa que mantenía el equilibrio desapareció.
Y en medio de este caos, aterriza Yuzuki, una estudiante normal de nuestro Japón moderno, que si quiere regresar a casa, deberá encontrar a la sacerdotisa desaparecida. Pero su sangre es algo especial y todos los líderes gegga harán lo posible por hacerse con ella."
No se puede esperar mucho más de un argumento tan forzado y lleno de clichés procedente de un juego de móviles para chicas... Chicos guapos basados en personajes históricos que dicen ser vampiros u hombres lobo, pero vamos, que si lo son es únicamente porque tienen colmillos y orejitas.
Una trama vaga, una protagonista sosa-no-lo-siguiente, y un elenco masculino saturado, uniforme en diseño y personalidad, vacíos, planos, predecibles y aburridos. Tiene algunos puntos de interés que me ayudaron a llegar hasta el final, pero es apenas un "recuentos" con un poco de acción de fondo.
Eso sí: es vistoso, muy colorido, lleno de momentitos pseudorrománticos bastante típicos pero no menos efectivos (si gustas del género o no tienes nada mejor que hacer). Una pasarrato en toda regla que no recomendaría a nadie pero que alegra la vista.
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