viernes, 4 de marzo de 2022

Chikyūgai Shōnen Shōjo (2022)

      Estando aún por Sevilla, me llamó una vieja amiga del instituto para contarme que su hija de 13 años se había aficionado al anime y necesitaba recomendaciones. Repasamos el catálogo de Netflix y ahí fue donde me topé con Jóvenes en órbita (2022), y aunque tenía pinta de ser recomendable para la joven padawan, yo personalmente no la conocía, así que me puse manos a la obra.




     "En el año 2045, los dos últimos niños nacidos en el espacio viven en la estación espacial Anshin, prácticamente automatizada. 

     Mientras se preparan para poder vivir en la Tierra, reciben la visita de tres niños terrestres en un gran evento publicitario, pero desde el momento de su llegada, se suceden una serie de peligrosos incidentes que pondrán en riesgo sus vidas."     





     Jóvenes en órbita (Chikyūgai Shōnen Shōjo, que significa algo así como "Niño y niña extraterrestres") originalmente vio la luz como dos películas que se estrenaron en Japón en enero y febrero de 2021. En noviembre la compró Netflix y la dispuso en su catálogo como una mini serie de 6 episodios, por lo que se hace muy amena de ver.

     Al provenir del cine, la calidad técnica y visual es extraordinaria, y a pesar del cambio de formato (de dos pelis a miniserie) el ritmo narrativo se mantiene ágil y equilibrado. Personalmente, me costó un poco entrar en situación ya que como lo primero que vemos es la vida de los niños de la estación espacial, pensaba que la humanidad entera era así. Pero luego te enteras de que no hay tal colonización espacial, que seguimos viviendo en la Tierra, y que de todos los niños nacidos en el espacio, solo sobrevivieron dos.

     El elenco principal es exclusivamente infantil. En la estación prácticamente no hay adultos, y la mayoría están patrullando fuera cuando ocurre todo. Tras presentarnos a Tōya y Konoha, los niños nacidos en la Luna, supervivientes a sus problemas cerebrales gracias a unos implantes diseñados por la más potente inteligencia artificial del momento, nos introducen a los visitantes: una streamer muy popular, un pequeño científico y un adolescente principesco.

     Al principio, los incidentes apenas son molestias producidas por cortes de internet y pérdida de señal con el sistema de inteligencia artificial que lo maneja todo. Así da tiempo a que los niños se conozcan y marquen bien sus diferencias. Todos son chicos listos y los mejores de su campo, sobre todo Tōya, un auténtico háker a sus 14 años, pero a pesar de sus talentos siguen comportándose como niños al relacionarse entre ellos, con lo cual no se hace demasiado increíble.

     Además, dado que la cosa acaba resultando de una complejidad y alcance universales, el grupo no tiene más remedio que confiar los unos en los otros para colaborar y salvar sus vidas, dando lugar a momentos de tensión, emoción y amistad.

     El peligro que se avecina sobre la Tierra, originado por el acercamiento de un misterioso meteorito que interfiere con los sistemas informáticos de la estación espacial, parece provenir más que nada de una programación diseñada por la inteligencia artificial más avanzada que jamás existió. Y que fue sustituida por otros sistemas menos inteligentes pero más seguros hacía ya varios años. Esa IA estaba implicada en el diseño de la estación espacial y de los implantes de los niños extraterrestres, ambos plagados de misterios imposibles de resolver con la tecnología actual. Por lo que ahora todo empieza como a cobrar sentido, cumpliendo con una profecía en forma de poema que dicha IA dejó a la humanidad antes de desaparecer.

     Y así, entre lo científico, lo informático y lo místico, se termina estableciendo esta aventurilla espacial protagonizada por pre-adolescentes. La cuestión metafísica y trascendente creo que se escapa un poco del alcance del espectador medio al que se dirige (y del mío, que apenas puedo decir que la entendí) pero las escenas de acción, los momentos cómicos y los entrañables son suficientes para mantener la atención. El significado profundo da igual si no lo pillas.

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